Un masaje puede variar mucho en su duración, aunque comúnmente suele durar unos 30 minutos, en los que se incluye el tiempo necesario para preparar el cuerpo para el tratamiento.
Durante este tiempo, el terapeuta puede utilizar diferentes técnicas como golpes, amasamientos, estiramientos, rodamientos, presiones, vibraciones y calentamiento. El proceso suele comenzar con un examen exhaustivo de los músculos, las articulaciones, los tendones, los ligamentos y la fascia (el tejido conjuntivo que rodea al músculo) del cliente. Después, el terapeuta aplica presión en varios puntos del cuerpo utilizando sus manos, dedos, codos, rodillas, pies y otras herramientas. A continuación, se realizan ejercicios de relajación diseñados para aliviar la tensión del cuerpo del cliente.